Ayotzinapa es el más reciente ejemplo de la intensidad de frecuencia que puede alcanzar una causa en redes sociales, cuando congrega a los ciudadanos de la red en esa plaza pública donde caben todos y cada uno con su propia posibilidad de participación: ciudadanos, ciberactivistas y defensores de derechos humanos
«Es un momento colectivo que nadie controla. Un momento que combina la indignación con la oportunidad de defender temas de derechos humanos, y tienes que estar allí», dice Jesús Robles Maloof, abogado y defensor «todoterreno» de los derechos humanos.
Él, como ciberactivista, ha sido parte de muchos momentos en la línea de tiempo de las acciones colectivas en Internet, que parten del #votonulo de 2009, la crisis de la #influenza de ese mismo año, y llegan hasta #TodosSomosAyotzinapa.
Durante estos años, el ciberactivismo mexicano ha acumulado un catálogo de hashtags (etiquetas) para los más diversas acciones, denuncias y agravios. El compendio incluye casos de asesinato, encarcelamiento, amenazas y persecución de ciberactivistas, blogueros o simplemente ciudadanos que ejercieron su derecho a comunicar.
-> Publicado en Pie de Página | Ciberactivistas, el poder de la indignación | Texto: Elia Baltazar
Retomado en Más por Más