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Un México desconectado

Por: Priscilla Ruiz y Prometeo Lucero

Tuvimos la fortuna de ser invitados a la montaña de Guerrero para compartir y sobre todo aprender de las compañeras y los compañeros de radios comunitarios en cuanto a sus experiencias en relación al entorno digital. Durante nuestro camino hacia la montaña, comenzamos a preguntarnos en qué podíamos contribuir en relación al tema y así sembrar la semilla de curiosidad y sobre todo que provocara reflexiones sobre el uso de las tecnologías de la información y comunicación.

El taller de derechos digitales, inició con las bases por el cual se crearon lo derechos humanos y fue así que preguntamos a los asistentes si consideraban que el entorno digital era o no parte de un derecho humano. Comenzó la discusión con la intervención de Benito, un niño de 9 años que abrió un canal de reflexión entre los adultos que estábamos presentes, al decir que “el internet y lo digital son derechos humanos”.

El padre de Benito, integrante de la radio Naxme, continuó diciendo que lo digital es un derecho humano y se relaciona mucho con la conexión y el acceso a Internet para “buscar información y poder conocer muchas cosas que nos ayudarían en mi comunidad”. Emocionado, Benito compartió que en la radio cuenta con un espacio para compartir con la gente de su comunidad sobre los derechos de los niños y niñas, el cuidado que de la naturaleza, evitar la contaminación del agua y estar atentos a los procesos de extracción de minerales que se realiza de forma ilegítima, perjudicando la salud de las comunidades; “es esto lo que deseo compartir, pero no solo a mi comunidad, sino que nos escuchen en todo el mundo y podamos conectarnos para comunicarnos”.

Sorprendidos por las reflexiones de Benito, nos surgió la curiosidad de preguntarle si sabía qué son los derechos digitales y de qué manera los ve materializados en su comunidad. Fue así que de manera instantánea respondió que “son aquellos derechos humanos pero que están en lo digital… en las tecnologías”. Añadió que en su comunidad y en su escuela, no existe el derecho de “conexión”. Un límite que impide ejercer otros derechos que están vinculados a los derechos digitales como son el acceso a la información, al conocimiento y como Benito expresó “a nuestro derecho de expresarnos”.

Pero, ¿qué pasa en aquellas comunidades indígenas que se encuentran aisladas y donde no existe infraestructura para generar conectividad y que además genera otras desigualdades basadas en realidades socio-económicas, barreras geográficas, de lenguaje y de cultura? Un locutor indígena de la radio comunitaria que participó en el taller explicó que, “ahora también debemos de comprar nuestros derechos para acceder al internet y de esta manera poder conocer otras cosas”.

Durante algunos años, las casetas colocadas en las comisarías y la radio eran formas para enviar y recibir mensajes a otras comunidades y ciudades pues la lejanía era una limite para comunicarse. Aunado a ello, las destrucciones de infraestructura que había dejado ya varios huracanes como Paulina en 1997 e Ingrid y Manuel en 2015 y la vulnerabilidad geográfica ante los terremotos, además de los constantes deslaves provocados por las lluvias cada año.

Recordando la anécdota, el padre de Benito comparte que las primeras conexiones a Internet llegaron desde el gobierno de Vicente Fox, con el programa de Aulas Multimedia, pero no se consideró que en estas zonas la infraestructura eléctrica y telefónica eran deficientes y limitadas. Las primeras antenas llegaron a escuelas y comisarías entre 2010 y 2011, y el servicio se prometía gratuito, pero nunca funcionaron y abrió la posibilidad de que los servicios privados para acceder a internet aprovecharan la coyuntura para generar un nuevo mercado con altos costos a comunidades aisladas para conectarse a la red. En la actualidad, “la gente va a San Quintín o Sinaloa para ganar 100 o 150 pesos por día, quien vende el Internet le quita el 10% de su ingreso”, comenta Abel Barrera, director del CDHM Tlachinollan. Ahora bien, para acceder a la red es necesario comprar una “ficha” o pequeños papeles impresos donde existe una clave que funciona solo durante cierto tiempo y cerca del modem del que proviene la señal. Estas “fichas” tienen un costo de 20 a 40 pesos por una o dos horas de internet. Además, tienen un deficiente servicio de conexión, tiene una caducidad de tiempo y no hay forma de reportar las fallas. A la larga, esto resulta ser más caro que pagar un plan telefónico básico en la Ciudad de México.

Hay que recordar que la conectividad, acceso a la información y al conocimiento, la gratuidad y el acceso a las tecnologías de la información y comunicación son parte del catálogo de derechos digitales que se encuentran reconocidas dentro de los tratados internacionales , así como los marcos normativos nacionales y locales como lo establece el artículo 6o de la Constitución Política de México al señalar que, […] El Estado garantizará el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación, así como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluidos el de banda ancha e internet […]. Sin embargo, las historias y las experiencias que compartían las y los compañeros y compañeras durante el taller mostró una realidad y dureza distinta de lo que nos habían planteado programas como “México Conectado”, cuyos objetivos eran mejorar la calidad de los servicios públicos a través de las tecnologías de la información y comunicación; contribuir a la construcción de un puente que dividía a México del tema digital mediante el acceso a internet gratuito y, por último, generar un gobierno digital que cuenten con la facilidad para generar los servicios.

El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) publicó en un reciente estudio conocido como ENDUTIH 2018, los resultados estadísticos sobre la disponibilidad y uso de las tecnologías de la información y la comunicación en los hogares y de los individuos en México. De manera poco sorpresiva, concluyo que el 73.1% del total de población urbana son usuarios del servicio en contraste con el 40.6% de conectividad en la población en zonas rurales en México. De esta manera […] las entidades federativas que registraron las proporciones más bajas de usuarios de Internet en áreas rurales fueron Chiapas con 26.6%, Guerrero con 30.4%, Puebla con 31.4% y Ciudad de México con 33.5% por ciento […]

Nuestra visita a La Montaña de Guerrero termina con las palabras de Abel Barrera, director de Tlachinollan: “Caminas en Tlapa y ves negocios de celulares, y como pasa con la salud: 30 camas para 600 pacientes: el verdadero negocio no está en el hospital sino en la clínica privada”.

* Priscilla Ruiz es abogada y Coordinadora en el Programa de Derechos Digitales de @article19mex, y Prometeo Lucero es Responsable de Contenidos Digitales de la misma organización.


Un México desconectado fue publicado en la columna Altoparlante de ARTICLE 19 en Animal Político el  17 de mayo de 2019