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Leticia, la misionera que dejó todo por los migrantes

ONG

México es un país marcado por la migración, por ello, la religiosa Leticia Gutiérrez Valderrama, directora de Scalabrinianas: Misión para Migrantes y Refugiados, decidió abandonar sus estudios de Comercio Internacional para darle un giro a su vida y ayudar a aquellos que muchas veces, en la búsqueda de un sueño terminan viviendo la peor de sus pesadillas.

«Lo traemos entre ceja y ceja»

Bitácora

«Entre ceja y ceja», mandaron avisar sobre Rubén Figueroa.

Una acción urgente enviada por Amnistía Internacional (que puede firmarse en línea), refiere:

Un hombre al que se cree implicado en la extorsión de migrantes para obtener de ellos dinero ha amenazado con matar a un activista que defiende los derechos de las personas migrantes en México.

Un hombre amenazó con matar al defensor de los derechos de las personas migrantes Rubén Figueroa el 4 de marzo en el albergue para migrantes “La 72”, en la localidad de Tenosique, en el estado meridional de Tabasco. Los trabajadores del albergue, según ellos mismos han dicho, negaron al hombre en cuestión la entrada al albergue porque creían que era una amenaza para los migrantes. El hombre culpó de ello a Rubén Figueroa y dijo: “lo traemos entre ceja y ceja, dile a tu amigo Rubén que le vamos a dar piso, ya los contactos saben”.

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Transforming pain into hope

ONG

Amnistía Internacional lanzó el informe «Transforming pain into hope» (en español, «Transformar el dolor en esperanza«, además de versiones en portugués y francés) donde documenta amenazas, hostigamiento y ataques contra defensores de derechos humanos. Para México, puso especial atención en el fraile Tomás González Castillo, director de La 72, Hogar Refugio para Personas Migrantes, ubicado en Tenosique, Tabasco.

AI lanzó también una campaña de postales

Transforming pain into hope (english)
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Indignación

Bitácora
Indignación

Parece irse rezagando en los medios, pero éste hecho dejó un precedente en contra de los defensores de derechos humanos y periodistas preocupados por este rubro. En la Ciudad de México se conjuntaron voces de indignación por la emboscada en La Sabana, San Juan Copala, sierra triqui de Oaxaca, contra una caravana de observadores de derechos humanos y periodistas. No obstante, hubo que sortear, primero a la Policía Federal y después a granaderos del DF quienes replegaron a golpe de escudo, a familiares de las personas desaparecidas y colegas de trabajo de los reporteros.

El ataque, realizado el 27 de abril por el bando paramilitar de la región triqui, saldó dos muertos, los defensores Beatriz Alberta Cariño Trujillo y Jyry Jaakkola, de origen finlandés, así varios heridos y desaparecidos cuya vida corría peligro. La incertidumbre sobre el estado de salud de los integrantes de la caravana creció hasta el momento que se confirmó, seguían con vida, pero en condiciones críticas.

La misión del grupo, por cierto, quería entregar víveres en Copala, uno de los pueblos cercados por el bando paramilitar Ubisort, creado desde y para el priísmo, sorteando los añejos y confusos conflictos entre tres bandos en los que, por añadidura, las mujeres son quienes pagan las consecuencias.

Muestras de indignación gritaron y lo continúan haciendo en Veracruz, Ciudad de Oaxaca, países latinoamericanos, España, Euskal Herria, Alemania, Bélgica, Argentina, Italia y en otros rincones del mundo preocupados por la violencia en este pedazo del país. Donde hay indignación.