¿Qué conoceríamos hoy de los movimientos sociales del pasado sin el trabajo tras la lente de las y los fotoperiodistas que capturaron momentos clave de nuestra historia? ¿Cómo habríamos conocido las golpizas sistemáticas de la policía, los levantamientos insurgentes o las huelgas laborales, las masacres históricas, los engaños? ¿Cómo sabríamos que hoy muchos pueblos viven en el mismo atraso que hace cien años?
No hace falta ir a África para documentar la pobreza, el hambre y la ignominia: La Montaña de Guerrero, Batopilas en Chihuahua, la Mixteca oaxaqueña o las propias periferias de la Ciudad de México dan bastante materia de trabajo en nuestro propio país y aun así, es insuficiente mencionar solo éstos lugares. Ni hace falta exponerlo con grandes luminarias en World Press Photo, tan lleno de imágenes impactantes como de clichés.
Tampoco basta con retratar en un primer plano al niño descalzo y desnudo con el estómago inflado de parásitos y aire para ilustrar la enfermedad de la pobreza.