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En la ruta migratoria: «Documentos, por favor»

Bitácora

En colaboración con Numero F, portal que promueve el fotoperiodismo y difunde historias de la frontera norte mexicana, escribí este texto al finalizar la cobertura sobre la Caravana de Madres Centroamericanas.


Eres un turista mexicano y viajas en un autobús de pasajeros desde Tapachula, Chiapas. El autobús ha sido obligado a pasar por la aduana de Huixtla, donde te piden tus documentos y pasar tus pertenencias por un detector de rayos X, tipo aeropuerto. Tienes que presionar un botón. Si marca luz verde, pasas. Si sale roja, agentes migratorios te realizarán un cateo.

Un agente migratorio mira tu credencial de elector y te pregunta: nombre, dirección, código postal, fecha de nacimiento, y cuántas veces has ido a votar. Corrobora lo último con el sello marcado en la credencial.

Has salido de la aduana y abordas el autobús. El cuerpo se amodorra, te quedas dormido, una luz directa a los ojos te saca del sueño. «Documentos por favor». Estás frente un retén militar. Un soldado te pregunta nombre, dirección, cuántas veces has ido a votar.

Se van los soldados. Vuelves a dormir y una hora más adelante un agente del Instituto Nacional de Migración, cual Border Patrol, te patea el pie para despertarte. «Sus documentos», te dice sin identificarse. Otra vez, nombre, edad, cuántas veces has votado, de dónde vienes, a dónde vas. Lámpara a los ojos y no respondas mal.

Finalmente has pasado los retenes y continúas tu camino tras ya cinco revisiones.  Al final, eres un turista mexicano. ¿Qué pasa cuando no lo eres?

Este tipo de revisiones son rutina diaria de soldados y agentes migratorios en la vía carretera en las cercanías de las vías férreas. La cacería de los migrantes centroamericanos en autobuses, para su deportación a sus países de origen son parte de la política migratoria endurecida por el Programa Frontera Sur .

Si bien ya existían controles migratorios (y denuncias de abusos) el programa, firmado por Enrique Peña Nieto y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 8 de julio de 2014 busca una salida al abordaje de migrantes al tren de carga, bautizado como “La Bestia”. El programa partió con tres objetivos.

A) Evitar que los migrantes pongan en riesgo su integridad al usar un tren que es de carga y no de pasajeros.

B) Desarrollar estrategias puntuales que garanticen la seguridad y la protección de los migrantes.

C) Combatir y erradicar a los grupos criminales que vulneran sus derechos.

En los hechos, por las vías férreas los operativos policiacos y militares han incrementado para evitar que los migrantes centroamericanos aborden La Bestia. Estos operativos se han realizado con violencia. En Apizaco, Tlaxcala, las barras de concreto  colocadas en las laterales ya han cobrado vidas como la de Arlem Nahum Zepeda Martínez. En Juchitán, Oaxaca, los cuerpos de migrantes no identificados son abandonados en una fosa común afuera del panteón municipal donde se tira la basura.

Los migrantes continúan siendo obligados a pagar una extorsión, y sigue habiendo testimonios de secuestro (11 mil en 2013 según la CNDH) y de migrantes tirados a las vías al no pagarla. Además de las fosas clandestinas encontradas en Cadereyta y San Fernando, se desconoce el número real de migrantes desaparecidos de manera forzada.

Sin embargo mientras no tengan garantía de un tránsito libre, continuarán subiendo al tren, arriesgando su vida.

-> publicado en En la ruta migratoria: «Documentos, por favor» en NumeroF.