SAN LUIS ACATLÁN, GUERRERO.— Ella posa sus manos sobre ese vientre voluptuoso y lo toca apenas. Palpa esa redondez y le traza una cruz que lo divide en cuatro, mientras murmura estas palabras: “Protégelos. Dales fuerza para su camino, que lleguen bien en su parto. Niño dame permiso de revisarte que todo esté bien».
Ella, Hermelinda Roque García, reza y posa sus manos como mariposas sobre el vientre de Sonia que espera a su segundo hijo. Sonia, acostada en una cama de la Casa de la Mujer Indígena Neli Palomo Sánchez, en San Luis Acatlán, en la costa chica de Guerrero, mira al techo y se deja tocar. Sus puños se aprietan a los lados. Este segundo embarazo inició con una amenaza de aborto y esta mañana de agosto, un dolor agudo en el abdomen la trajo aquí.
-> Domingo | La lucha por ser dueñas de su cuerpo | Por Daniela Rea / Fotos: Prometeo Lucero
(Este trabajo se realizó con el apoyo de la Red de Periodistas de a Pie, en colaboración con la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derecho Humanos A.C. (CMDPDH), como parte del proyecto de protección de los defensores de derechos humanos financiado por la Comisión Europea. El contenido no refleja la posición de la UE.)