Con tristeza nos enteramos del fallecimiento de Mario Vergara Hernández el pasado 18 de mayo de 2023, tras un accidente de trabajo.
No logró, lamentablemente, el cometido de encontrar a su hermano Tomás, secuestrado el 5 de julio de 2012 en Huitzuco, Guerrero. Pero esa búsqueda sirvió para encontrar a otras víctimas de desaparición forzada en fosas clandestinas.
En las últimas semanas, Mario ayudó a la recuperación del cuerpo de Lesly Martínez Colín.
El impulso tras la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en Iguala (2014) animó a varias familias a reunir información y recorrer por los terrenos montañosos, barrancas, cuerpos de agua, terrenos de siembra y colonias urbanas, tratando de localizar los paraderos donde se podrían encontrar las víctimas. Las familias fundaron el colectivo Los Otros Desaparecidos de Iguala y asumieron el riesgo de buscar verdad. Solo verdad sobre el paradero de las familias, sin necesariamente justicia y reparación.
«Nosotros solamente buscamos a nuestros familiares enterrados», dijo el 11 de mayo de 2016 frente a familias que iban a emprender una búsqueda en Chilapa, Guerrero. Se cumplía un año de la aparición de un grupo armado ligado al crimen organizado en la cabecera municipal, autodenominado de autodefensa, el cual secuestró desapareció a (al menos) 16 personas, en cuestión de pocos días.
«Si buscar a nuestros familiares enterrados nos pone en riesgo, buscar a gente mala nos van a matar a todos. Aquí veo gente muy humilde. En todos lados, desaparecer a un familiar nos va acabando, nos va acabando nuestro dinero, salud, nuestra familia, nuestras amistades. Desaparece todo, cuando desaparece un familiar».
En las búsquedas se hizo visible por su entrega y por los aprendizajes que adquiría y compartía. Al principio, una varilla, pico y pala, cuidándose de la exposición al sol en largas jornadas en campo. Con el tiempo, fue dominando nuevas técnicas y pudo aportar a otros colectivos esos conocimientos. Las aportaciones de este colectivo y otros en México, que tenían su propia historia y conocimientos, dieron forma a la Brigada Nacional de Búsqueda.
Búsquedas en Tepehuixco, Guerrero, 2016
«Doctorado en vender cerveza»
A nivel personal, Mario mezclaba el dolor personal y familiar con humor y energía. Conversar con él daba pie a momentos de esos sentimientos encontrados de alegría, tristeza y coraje, pero su objetivo de participar en los trabajos colectivos de búsqueda no cambiaban.
«Soy el mejor repartidor de cervezas. Me preguntan ‘¿qué estudios tienes?’ y les digo ‘soy doctorado en vender cerveza en mi pueblo’.», bromeaba.
Pero la sensación constante, en cada entrevista, era el coraje e impotencia al ver la mala actuación, la poca capacidad (o negligencia) de funcionarios. Justo en Tepehuixco, una de las fosas halladas por las familias, ya había sido asegurada por la fiscalía estatal tiempo atrás, y reutilizada por un grupo criminal para volver a enterrar cuerpos. «Está un olor muy fuerte. Aprende uno a vivir con este olor», dijo a las familias frente al descubrimiento. Luego de tomar aire, la gente retomó el desentierro, mientras algunos policías y elementos de la fiscalía descansaban bajo la sombra de los árboles alrededor.
México alcanzó la cifra de 100 mil personas desaparecidas en mayo de 2022. Un lamentable récord que se sigue superando día con día. Y también crece la cantidad de personas buscando.
Hasta siempre, Mario.