Es entendible que mucha gente, al ver la caravana de 5 mil migrantes centroamericanos que ha ingresado a México se preocupe porque entran a un país donde no se les puede garantizar ni seguridad, ni empleo, que los propios mexicanos no tienen. Lo que no es aceptable es ninguna forma de racismo y xenofobia. Antes de ver el racismo en Donald Trump, debemos ver nuestro propio racismo mexicano.
En abril del año 2014, varios fotorreporteros fuimos testigos de un gran contingente de centroamericanos en busca de refugio, en su mayoría provenientes de Honduras. Para ese entonces, casi ningún medio prestó atención al contingente de casi un millar de personas que caminaron 100 kilómetros desde la frontera México – Guatemala hasta Villahermosa, Tabasco y posteriormente avanzaron hasta diversos puntos de la frontera norte México – EEUU. Lo que había iniciado como un viacrucis religioso de semana santa, se transformó rápido en la implantación del Plan Frontera Sur, un programa que no es de ordenamiento migratorio sino de control militar diseñado por la Secretaría de Marina.
Desde aquel entonces se empezó a ver cada vez menos migrantes en los vagones del ferrocarril, «La Bestia» y comenzaron a abrirse rutas clandestinas y cada vez más peligrosas.
Fue hasta que Donald Trump en 2018, ya como presidente de Estados Unidos, declaró su odio a través de Twitter contra esta caravana que el éxodo centroamericano captó la atención de los medios.
Los países de Centroamérica comparten muchas realidades culturales, históricas y sociales con México, pero también cuenta con sus propias particularidades. La migración, tanto en México como Centroamérica, fue un motor para la economía local pues el ingreso de remesas favoreció la economía (con el alto costo de separar familias), pero también benefició durante décadas a los Estados Unidos, pues la mano de obra migrante siempre ha sido más barata para las empresas y está obligada a pagar impuestos aunque no tenga derechos.
Los últimos años, la migración dejó de ser motivada únicamente por las carencias económicas y se volvió algo obligado por la violencia, en particular pandillas y narcotráfico y la represión política, golpe de Estado incluído, asi como de la extorsión y el alto desempleo solapados por gobiernos con alto grado de corrupción. Así, cada vez fue más frecuente conocer que no solo era la clase trabajadora pobre, sino también los trabajadores de clase media quienes empezaron a huir de Honduras.
Son pocos los que pueden pagarse un vuelo y realizar trámites legales de solicitud de refugio en forma; la mayoría hace sacrificios para obtener recursos y hacer el viaje de manera peligrosa vendiendo sus bienes. Antes en el lomo de «La Bestia», ahora por rutas clandestinas y muy riesgosas. Sin importar esto, la política en Estados Unidos (y México) es rechazar a todos por igual.
Aunque Donald Trump abiertamente ha expresado de manera abierta su racismo y xenofobia, muchas de las políticas de deportación recientes fueron implementadas desde el periodo de Barack Obama. También, como una manera de detener el éxodo, se destinó dinero desde los EEUU en forma de «ayuda» hacia los países del llamado Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), recursos que se invirtieron en mayor armamento para fuerzas policiacas y militares; en México, recursos para el Plan Frontera Sur, que incluyó controles migratorios de enormes proporciones en Chiapas, Tabasco, Veracruz y Oaxaca (retenes carreteros, puntos de control, estaciones migratorias, operativos móviles) y una policía migratoria en Chiapas.
Esto, hizo que el muro prometido por Donald Trump, además del ya existente, fuera algo más simbólico que útil, pues México se convirtió políticamente en el muro de contención contra Centroamérica desde hace ya mucho tiempo. Un triste y sumiso papel.
El trumpismo mexa
México recibe a miles de turistas nacionales. Sus destinos turísticos llegan a desplazar a poblaciones locales, destruir ecosistemas con tal de construir más hoteles, centros comerciales, viviendas, centros de diversión para consentir al turismo. También recibe inversión extranjera, para construir presas, parques eólicos, gasoductos, aeropuertos, aunque tenga que destruir, desplazar e instaurar terror en poblaciones locales. ¿Alguien dijo «expats» en México?.
Resulta irónico que este mismo país, replique el mismísimo discurso de odio que Donald Trump escupe contra los mexicanos. Pero va más allá: México es racista incluso consigo mismo, con los pueblos indígenas y afromestizos, a quienes también niega sus derechos e identidad. No es extraño entonces que el racismo tenga más que ver con el miedo a verse en el espejo de pobreza y en la idealización de castas y rangos.
Más irónico, que alguna vez, en el pasado, la política exterior en México recibió a refugiados de todo el mundo que huían de la guerra y persecución. En tiempo pasado.
Quizá lo que más espantó a muchos de la reciente caravana centroamericana fue la forma de ingresar a territorio mexicano el 19 de octubre de 2018. Y entonces, muchas personas desde la comodidad de las redes sociales comenzaron a condenar la estrepitosa entrada e incluso a celebrar que la Policía Federal replegara la caravana con gases lacrimógenos… a niños incluídos.
Lo que no se ve desde la pantalla es la pesadilla para quienes han intentado hacer un trámite de refugio por la vía legal. Los solicitantes de refugio conocen de largas esperas que no garantizan ninguna respuesta positiva de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y la alta posibilidad de ser deportados, a pesar de demostrar vivir en una situación de alto riesgo. Y si, por política, muchos son devueltos al lugar donde les espera la muerte, incluidos menores de edad.
«No soy racista pero…»
Antes de iniciar esa frase, sugiero algunas reflexiones.
- La migración es la historia de la humanidad.
- El cierre de fronteras solo beneficia el tráfico clandestino de personas.
- Los propios países de origen son responsables de la migración de su gente mientras no le garanticen seguridad a sus propios ciudadanos. Vale la pena hacerse la pregunta: «¿Tú qué harías si en tu país se han cerrado todas las opciones, tu vida corre riesgo y el Estado no tiene capacidad ni interés en ayudarte o incluso también te persigue?»
- Existen principios y leyes internacionales que muchos Estados han adoptado para no deportar a personas cuya vida corre riesgo. No se respetan, pero existen.
- No podemos condenar el racismo externo sin vernos a nosotros mismos.
- Que nadie olvide que fueron migrantes centroamericanos quienes se sumaron como voluntarios durante la emergencia de los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017. Estaban de paso, pero se sumaron sin recibir pago a las labores de rescate y limpieza.
Para tomar acción [Actualizado: 21 de octubre, 23:20]
El racismo siempre sobra y existen albergues y grupos que toman el riesgo de apoyar, desde la ciudadanía a las personas que emigran.
Aquí algunas iniciativas sociales y humanitarias de apoyo:
- El Movimiento Migrante Mesoamericano convoca a manifestar activamente su solidaridad con la caravana.
- En Tapachula, Chiapas, el albergue Jesús El Buen Pastor ofrece techo y alimentos.
- El Grupo de Acción Revolucionaria recaudará tenis, chamarras, playeras y zapatos en buen estado en el cúbiculo estudiantil de la Facultad de Ingeniería de la UNAM
- Además de su trabajo en campo de varios años, Médicos Sin Fronteras tiene un mapa de albergues, comedores y organizaciones de ayuda
- Cáritas de San Cristóbal de Las Casas ha abierto cuenta para recibir donativos y también recibe apoyo en especie para diferentes albergues.
- Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer recibe acopio de medicamentos en la Ciudad de México, para llevar a Tapachula.
- Albergue San Martín de Porres en San Cristóbal de Las Casas dará atención a los migrantes que pasen por la ciudad.
- En la región fronteriza se encuentran equipos de UNICEF, Save The Children, Cruz Roja Mexicana evaluando la situación.
- La Casa de los Amigos en la Ciudad de México recibe artículos de limpieza personal y alimentos enlatados en su sede.
- Frente Feminista de Saltillo, Coahuila, recibe artículos de limpieza personal y alimentos en Casa Tiyahui para entregar al albergue de Saltillo
- Cooperativa de cocina vegetariana y vegana solicita productos para las mujeres migrantes en la Ciudad de México.
- En la Coordinación de Etnología de la ENAH reciben acopio.
- A partir del 22 de octubre el Colectivo Ustedes Somos Nosotros reciben alimentos y productos de higiene en en Rococó cafe: parque España 49, Colonia condesa; Mauna café: Rumania 700, Colonia portales; Las 400 voces: Filosofía y Letras 88, Colonia Copilco Univerisidad; Cooperativa cafeína: Cerro de las palomas 3, Colonia Copilco Universidad, Ciudad de México