SME

Del caos a la organización de base

Bitácora
No todos siguieron el renglón. Las formas de resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas contra el decreto presidencial de extinción de Luz y Fuerza de Centro no fueron homogéneas en todas partes. Hubo comités y grupos cuya atención se centró más en la organización política interna y de base popular que en la espectacularidad de las marchas (cada vez menos) masivas y la lucha legal cuyos esfuerzos no lograron el objetivo de rescatar a la paraestatal.

Uno de ellos, el plantón barricada de Turbogas Lechería, en Tultitlán, Estado de México, fue particularmente una experimentación de colectividad autogestiva, pero también una provocación contra su dirigencia sindical quien los hizo a un lado y quiso persuadirlos de ceñirse al renglón. Aunque hubo otros plantones en las estaciones de Hidalgo y Estado de México, quizá sí el que mayor fuerza logró conjuntar con otros sectores en este municipio de población trabajadora. Tanto que durante la navidad, y sin habérselo propuesto, recibieron de vecinos y otros trabajadores de la periferia industrial víveres y acopio para la cena y duró para continuar las fiestas.

Su historia comenzó con el caos, cuando empleados de Comisión Federal de Electricidad y grúas de servicio particular intentaron llevarse equipo como turbinas y jets reparados, apenas poco después del decreto. Éste equipo, decían, era único en el país, pues podría generar energía suficiente para evacuar el metro, aeropuerto e instalaciones federales durante una contingencia o un gran apagón.

La rápida reacción, tomada por asamblea, les permitió ver desde otra perspectiva el movimiento. Pensaron que las marchas en las calles ya habían cumplido sus expectativas, y las primeras huelgas de hambre estaban solo acompañadas por unos cuantos voluntarios pero el efecto en la sociedad era menor al esperado. También enfrentaron el hecho de ser rechazados para realizar críticas al interior del SME, del cual señalaron, tenía «demasiadas espectativas en la clase política». Querían ver a su dirigencia como «un compañero más».

Bajo el manto de la Vírgen de las Barricadas (símbolo de la resistencia social oaxaqueña en el 2006), los plantonistas comenzaron a organizar roles y guardias desde el 7 de noviembre de 2009, hasta la noche del 7 de enero de 2010, cuando las fuerzas policiales desmantelaron con un trascabo y patrullas el plantón, deteniendo a David Rodríguez Martínez y Enrique Mejía García. Acusados de sabotaje, fueron liberados poco después de pasar por el penal de Barrientos y de una intensa movilización que fue promovida más por colectivos solidarios que por el propio sindicato.


Ver también:
Video realizado por Notilibertas

Hasta las últimas consecuencias

Bitácora

El ingeniero Cayetano Cabrera Esteva, de 46 años, es quien más tiempo lleva participando en huelga de hambre por la devolución de su fuente de trabajo que comenzaron hace dos meses trabajadores de la extinta Luz y Fuerza de Centro. Tras sesenta y tres días sin ingerir alimentos su salud se ha agravado. Pesaba 69 kilos al inicio y para el 26 de junio, 53. Padece náuseas, mareo, dolor abdominal, adinamia, decaimiento y a partir del día 60, sólo consume líquidos, pues la miel le provoca vómito. Sin embargo, él y otros trabajadores que llevan entre 10 y 58 días en la huelga de hambre, mantienen el ánimo en alto.

Bajo las carpas donde se resguardan los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas se han adaptado a las inclemencias de cada día, desde fuertes jornadas de calor hasta lluvias que les han inundado el interior, mas el ruido causado por la instalación de las pantallas para el Fifa Fan Fest al costado. Otros trabajadores remarcan que si la huelga de hambre fuera en Cuba, los medios estarían haciendo un escándalo.
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